¿Por qué reconocemos las caras y no los nombres?

Acudes a una fiesta y te presentan a una persona cuyo nombre, te dicen, es Pedro. Hablas un rato con él y tienes que presentárselo a otro amigo. Este es… ¿Cómo se llamaba? Apenas hace quince minutos que te han dicho su nombre pero no lo recuerdas. Pasan 6 meses y te lo vuelves a encontrar. Reconoces perfectamente su cara y recuerdas donde lo conociste. Hola… ¿Cómo se llamaba? Él, que es hombre de mundo, te lo dice: “Soy Pedro”. Puede que lo recuerdes o puede que te des cuenta de que nunca lo retuviste y temes que te vuelva a pasar.

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