Reconstruir la pirámide

¿Cómo reformar el sistema de pensiones en España?

Pyramid_20130702133409Las familias españolas destinan hoy en día el 80% de sus ahorros a la inversión inmobiliaria y el 20% restante al ahorro financiero. De este segundo bloque, se estima que solo un 6,4% se reserva a fondos de pensiones o seguros de jubilación.

Esta situación contextual se complementa con una pirámide demográfica con dos variables fundamentales: por un lado, la edad media de la población española ha aumentado en 1,5 años en la última década. Por el otro, de cada dos personas en edad de trabajar, hay una en situación no activa. Un escenario que incrementa la tasa de dependencia de la sociedad del país y los gastos del Estado en pensiones, mientras los ingresos siguen su tendencia a la baja.Ante este panorama preocupante, la Fundación Edad&Vida y Zurich presentaron 26 de junio en Madrid el estudio «El reparto y la capitalización en las pensiones españolas», elaborado por los profesores el IESE Antonio Argandoña y Javier Díaz-Giménez, con el objetivo de reflexionar sobre los cambios que deberán introducirse necesariamente en las pensiones españolas para que sean sostenibles a medio-largo plazo.

El estudio parte de la base de que todos los sistemas de pensiones son mecanismos de ahorro para la jubilación y de que todos son o sistemas de reparto o sistemas de capitalización. A partir del análisis de la gestión de las pensiones en diversos países del mundo, los autores concluyen que en España se concentran excesivamente en el reparto y que el papel del ahorro capitalizado es marginal.

Identifican, además, numerosos problemas de diseño en el esquema actual y aseguran que la transición demográfica ha hecho que se vuelva insostenible, y que sus problemas estructurales no podrán ser corregidos por la reforma aprobada en 2011.

Propuestas para alcanzar la sostenibilidad

La opción más adecuada parece ser la adopción de un mecanismo similar al sueco, mixto entre reparto y capitalización. Así, el sistema de reparto de prestación definida actual se sustituiría por otro de aportación definida con cuentas nocionales, que es indefinidamente sostenible y cuyas pensiones se complementarían con planes capitalizados, que pueden ser ocupacionales o personales.

Además, los autores proponen aplicar unas pensiones mínimas enfocadas, que dependan de la renta y del patrimonio de sus perceptores y que garanticen una renta mínima para los mayores, independiente de sus historiales de cotización. La transición hacia el nuevo diseño se debería hacer minimizando los costes personales y respetando al máximo los derechos de los pensionistas y de los trabajadores.

Consultar el estudio completo.

Fuente: IESE

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